lunes, 3 de septiembre de 2007

Jefes

Bueno, quién más, quién menos ha tenido problemas con sus jefes. Yo misma he tenido jefes de todo tipo y condición con los que me he llevado muy bien, bien, regular o fatal. Sin embargo, tengo la sensación de que la situación que estoy viviendo ahora es de las peores. Mi jefe tiene mi edad, y es un tipo arrogante, presuntuoso, prepotente, faltón... Su forma de trabajar es el ordeno y mando, sin ningún tipo de respeto por sus subordinados. Es una persona intelectualmente limitada, pero que se cree el más listo de todos, el que más sabe, y por supuesto siempre tiene la razón. Nos trata con desprecio y las broncas y los gritos son el pan nuestro de cada día. Si a todo esto le unimos que es un personaje público medianamente conocido, ya no os digo más. Algunos se creen que por salir en los medios (aunque sea haciendo el imbécil) son superiores al resto y merecen un trato especial. Así es él, únicamente preocupado por su aspecto físico y por a quién se va a tirar mañana. Una pena. Mi día a día es una lucha entre lo que pienso de él y el cinismo y el disimulo. Intento hacer mi trabajo lo mejor posible, no entrar en discusiones con él y poner siempre buena cara, aunque me repugne lo que esté diciendo. A pesar de todo hay días, como hoy, en que no aguanto más. A lo único que me agarro es a mi sueldo... No obstante, tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo, de no estar aprovechando mi capacidad, mis conocimientos. Este trabajo es intelectulamente tan poco estimulante que temo quedarme estancada en la estupidez y la tontería de mi jefe.

En fin, que necesitaba desahogarme. Ahora estoy algo mejor.

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